viernes, 26 de mayo de 2017

EN LA ANTIGUA GRECIA Y ROMA

Grecia y Roma

Según la leyenda, los egipcios rechazaban las peticiones apremiantes de los griegos para comerciar con los gatos, a los que veneraban como a dioses. Los griegos decidieron entonces robar los gatos. Cogieron al menos seis parejas y las llevaron a Grecia. Algunos meses después nacieron las primeras camadas, y algunos años después, los criadores pudieron vender gatos a los Romanos, a los Galos y a los celtas. La especie se extendió poco a poco por todos los países mediterráneos. En Grecia, antes de la llegada del gato, la garduña, la comadreja y la mofeta se ocupaban de desratizar y proteger las cosechas. La acogida del gato fue más bien moderada. Aunque no los adoraban como los egipcios, los griegos adoptaron al animal, reconociendo su don como cazador, pero reconociendo también que era más agradable para la convivencia, ya que era más bonito, refinado, dócil y limpio que las mofetas y las garduñas. El gato se usaba a veces como animal de compañía, aunque los griegos preferían al perro. El gato era en principio un juguete, un regalo caro traído de Egipto para ofrecerlo a las cortesanas.


Se cuenta que una joven griega, que tenía muchas ganas de tener un gato egipcio, rompió con su prometido ya que éste se negaba a ir a Egipto a buscarle uno, y se buscó un novio nuevo que sí aceptó.
Sin embargo, se encuentra la huella del gato en algunas representaciones griegas que muestran cierta animosidad hacia los pequeños felinos, como es el caso del zócalo de una estatua que data del 480 a C., que representa a unos griegos azuzando a un perro contra un gato, que tenía las orejas bajas y el lomo erizado. A pesar de la acogida más bien tibia que el gato tuvo por parte de los griegos, éste consiguió que lo aceptaran y que poco a poco lo apreciaran. En las fábulas de esopo no aparece el gato, sino la comedreja.El gato en Roma no era un animal cercano al hombre. La palabra feles (substantivo femenino) hace referencia a los felinos de pequeño tamaño, en especial el gato montés. El equivalente al gato doméstico actual (animal casero que caza ratones) era la mustela o comadreja. En las fábulas de Esopo no aparece, por tanto, el gato, sino la comadreja; si bien reelaboraciones muy tardías cambiaron la comadreja por el gato y así, de manera apócrifa, apareció la fábula de los ratones y el cascabel del gato. Solo unos pocos autores clásicos latinos mencionan el gato feles: Plauto (un par de veces), Columela y Plinio el Viejo, aparte del fabulista Fedro.
Fedro, en su fábula II 4, habla de una feles en un contexto alejado de la ciudad (en un bosque y junto a un águila y una jabalina). El apéndice de Perotti incluye otra fábula con gatos. Según Eulogio Baeza Angulo (Fábulas esópicas de Fedro, Alma Mater, Madrid, 2011, p. 26B), «la comadreja y la serpiente común eran los animales que los romanos utilizaban normalmente para tener sus casas libres de ratones»












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